Caridad, cultura, misiones

Las iniciativas pastorales de la “Pequeña Obra de la Divina Providencia” en Polonia han estado caracterizadas por el deseo de Don Orione de establecer vínculos ecuménicos con la Iglesia ortodoxa y trabajar para la conversión de Rusia. Los acontecimientos políticos que se desencadenaron, tras la invasión de las tropas nazis en septiembre de 1939 y la posterior ocupación soviética, encausarán las iniciativas orionitas en el marco general de la situación de la Iglesia polaca: conservar la fe en pleno período de ocupación: del nacionalsocialista primero, y del comunista después. Tratándose del primer encuentro del carisma orionino con la cultura eslava, estudiamos la relación entre la misión evangelizadora orionina y las culturas.


A lo largo de la vida de Don Orione, es fácil reconocer su amor por la Iglesia en Polonia. De ella siempre admiró la fidelidad al Santo Padre y su unidad con la Iglesia de Roma.

la bandera polaca en el muro de la habitación de Don Orione (Casa Madre - Tortona - Italia)

El primer documento que habla concretamente de una misión orionita en aquellas tierras probablemente sea de 1922Un año más tarde, en 1923, Don Orione mandó a Don Alexander Chwiłowicz.
En este contexto geográfico e histórico, en medio de tantos desafíos, estuvo presente uno de modo particular: la inculturación del carisma. En efecto, el carisma orionino nacido en Italia, en Polonia entraba en contacto con una nueva cultura: la eslava.


En sus inicios este tipo de inculturación tuvo algunas dificultades. Don Orione no se planteó tal desafío con las categorías con que lo hacemos nosotros. Pero percibió las dificultades prácticas de tal proceso.
La acción evangelizadora en tierra polaca de Don Alexander Chwiłowicz, quien fue acompañado por Don Biagio Marabotto (1895-1945), poco a poco fue dando sus frutos. Después de un tiempo comenzaron a llegar las primeras vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal. Por lo que se planteó la necesidad de su formación. Se tomó la decisión, entonces que los jóvenes estudiantes en lugar de iniciar su iter formativo en su tierra natal, fueron trasladados a Italia. Algunos estudiosos consideraron que dicho traslado se debió a que debían asimilar el carisma orionino.
La intención que, si bien era buena, pudo haber estado velando la finalidad que los seminaristas polacos, para ser orioninos primero debían hacerse italianos. Al inicio las cosas no fueron claras para todos; tampoco para Don Orione.


Don Orione con los religiosos polacos poco antes de la invasión nazista (29.08.1939)

Más tarde y con mucha fuerza, el Fundador asumió una actitud más abierta y comprensiva. Indicadores de este cambio pueden verse en la carta que enviada al Abad Emanuele Caronti desde la Argentina, le confía:

|1| […] Estoy rezando por los hijos de Polonia y, teniendo que responder en estos días a sus augurios pascuales les diré palabras buenas, confortándolos en la unidad: la nacionalidad sustituye fácilmente a la caridad, pero no me parece que sólo se trate de que la nacionalidad nos juegue en contra. Sin embargo, ya que la caridad se hace todo por todos, por el bien de la paz y de la unidad, es necesario que nosotros los italianos, por amor a la Santa Iglesia y para intensificar la unidad de la fe y de la caridad, renunciemos a las costumbres de nuestra Nación y nos adaptemos a aquellas costumbres de las naciones en las que se vive. Todo pueblo tiene sus costumbres y son buenas a sus ojos. |2| [...] En todo lo que no toque la fe, la moral, la disciplina, la observancia religiosa, muéstrense condescendientes, sean capaces de adaptarse por amor de Jesús y por unir las almas a la Iglesia (Orione, L., a E. Caronti, 05.05.1937, mi., ADO, Scr., 19,234).

Es decir, Don Orione pidió al religioso misionero, en modo especial mientras se encuentra transitando las etapas de su formación, que no debe ignorar la cultura del pueblo al que es enviado. No es suficiente una preparación voluntarista o meramente ascética. El modelo de los misioneros jesuitas del siglo XVI permanece aún hoy plenamente vigente.

El mensaje liberador de Cristo debe alcanzar el corazón de la cultura de una comunidad, para que ella se sienta redimida. Y el espíritu de caridad, del cual está completamente imbuido, asegura la unidad y la catolicidad de la Iglesia. Los acontecimientos de septiembre de 1939 precipitarán un tiempo muy difícil, no sólo para la Iglesia polaca, sino para toda la humanidad. En medio de aquellas circunstancias tan especiales, Don Orione no dudó en expresar con mayor intensidad el amor por los polacos:

[…] Mañana por la mañana partirán de vuelta a su Patria. Se les proveerá a cada uno el dinero necesario para viajar… Haremos todo lo posible para que nada les falte … Les ayudaremos en todos los modos, porque yo soy su Padre y la Congregación, su Madre. A su Patria lleven todo cuanto han trabajado; y en todas las maneras que les sea posible, brindándose por ella hasta dar la sangre si hace falta… Mañana partirán. Todos los acompañaremos a la estación con la banda. Un seminarista polaco llevará la bandera polaca y un seminarista italiano llevará la italiana… Hice extender la bandera polaca sobre el altar. Pasen a besarla. Este beso sea como el beso de Dios a Polonia, tierra y nación gloriosa, fiel por sobre todo a la Iglesia y al Papa, tierra que un día supo librar a Europa y salvar la civilización cristiana (ADO, Parola, 03.09.39, XI, 109-116).

En fin, el Fundador, testimonió el amor verdadero por la patria, cuando ésta hunde sus raíces más profundas en la genuina fe cristiana. Y es esa misma cultura evangelizada, que constituye el corazón de la cultura de un pueblo, la que siempre ha ayudado a superar todos los períodos borrascosos de la historia.

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