Las profecías de Don Orione sobre la Argentina (última entrega)

Completamos con esta última entrega la parte final del ensayo del + P. Enzo Giustozzi sobre las profecías de San Luis Orione sobre la Argentina

 

¿Don Orione “profeta”?

Decir que Don Orione fue un profeta, no es decir que fue un “adivino” de cosas futuras.
Como profeta, es decir como portavoz de los planes de Dios, supo "leer los signos de los tiempos", entrever las tendencias de la historia humana de su tiempo, que es "historia de Salvación", intuyó muchas cosas y también predijo alguna que otra...[1]
Vamos al punto de todas las preguntas. ¿Predijo o no predijo Don Orione cosas sobre la Argentina? ¿Qué valor darles?

Punto A

 Sí, parece que sí, que hizo algunas predicciones. Casi todo lo que tenemos ha sido transmitido por “tradición oral”. Nada escrito de puño y letra del propio Don Orione ha llegado hasta nosotros[2]; se trata de comentarios orales, cuya atendibilidad deberá establecerse con sumo cuidado, si no queremos contribuir a la confusión general, o a la utilización interesada y/o [¿ingenuamente?] prejuiciosa.
Y esas “tradiciones orales” llegan hasta la actualidad, corregidas, aumentadas, releídas, reinterpretadas... Los testigos presenciales, han muerto ya todos.

Punto B

El Sr. Mario Pedro Seijo[3], en su libro autobiográfico “En la hora del laicado. Testimonio de un militante cristiano”. Edit. Ciencia Razón y Fe, Wilde 20002da


(p. 73, 103, 108-109,111, 114-115, 197-200, 207, 221) hace varias elucubraciones... “curiosas” sobre el tema. Extractamos algunas:

“Si Aramburu no hubiera fusilado, nadie lo hubiera matado. Aquí se podrá vislumbrar de cierta manera la Profecía de Don Orione, cuando dice: ‘Aparentemente triunfarán las fuerzas del mal, pero progresivamente triunfarán las fuerzas del bien. Argentina llegará a ser, a través de un presidente católico y un obispo santo, la guía de América Latina y la luz del mundo’. En 1955 se inició el dominio de las fuerzas del mal, que iniciaron el odio entre los argentinos, que llevarían a la violencia de los Montoneros y del ERP y a la represión con odio y saña de los militares. A través de esta experiencia dolorosa está surgiendo la nueva Argentina, iniciada con Alfonsín, a pesar de sus tremendos errores en la conducción administradora y económica del país.” (p. 73)
“Conocimiento y cumplimiento de una Profecía. “El 13 de setiembre de 1954 (...) [me avisaron que] Perón hablaba contra los sindicalistas cristianos. (...) Al escuchar este discurso de Perón, de inmediato recordé la profecía que en 1946 (...) conocí al ir a vender libros a la librería Don Bosco (...) Escuché una conversación según la cual Don Orione, en 1934, durante el Congreso Eucarístico, profetizó: ‘habría una gran persecución religiosa desde la fiesta de la Virgen de un año hasta la misma fiesta del año siguiente. Sería intensa, muchos serían perseguidos, habría muertos’...” (...) Fui (...) a ver a los Padres de Don Orione, en la calle Cachí, en Pompeya. Cuando nos recibieron a Di Pacce y a mí, pedimos al Padre Superior dialogar con él y la Congregación, a raíz de lo afirmado por Perón respecto de nuestra penetración en los gremios y de la presunta profecía atribuida a Don Orione.
Los Padres (...) nos pidieron que dijéramos lo que sabíamos. Repetí lo que había escuchado, con otros agregados de diverso origen en los que se incluía que el presidente sería colgado en la plaza y cosas por el estilo. El primero en hablar fue el P. Superior, diciendo: “Esto último es falso, Don Orione nunca dijo eso”. Le rogamos que nos dijera lo que conocía y el Padre sentado a mi derecha habló así: “Don Orione me dijo a mí que sería mártir, es decir testigo de los acontecimientos a que se refiere la profecía”. Y narró lo que sigue: “Estando celebrando misa en 1934, durante el Congreso Eucarístico, al llegar a la consagración Don Orione estuvo en éxtasis varios minutos. (...) [en el desayuno] los padres le preguntaron: Caro Padre ¿qué le sucedió? (...) Don Orione se tapó el rostro (...) y llorando, agregó: ¡Pobre Argentina! Dentro de veinte años comenzará una gran persecución religiosa que durará solamente un año, desde la fiesta de la Virgen hasta la misma fiesta del otro año. He visto correr ríos de sangre por la ciudad de Buenos Aires. Habrá un viernes sin misa. Aparentemente triunfarán las fuerzas del mal y, sin embargo, paulatinamente se irán afianzando las fuerzas del bien. Los que visten el signo de San Martín de Tours salvarán la ciudad de Buenos Aires. Argentina llegará a ser, a través de un gran presidente católico y de un obispo santo, la guía de América Latina y la luz del mundo‟ ... (...) SEGUÍA CUMPLIÉNDOSE LA PROFECÍA DE DON ORIONE. (...) (p. 103).
“Fue entonces que nos enteramos de la detención de todos los sacerdotes y de que, como la misa era por la mañana y nunca por la tarde, ese día no hubo misa, con muy pocas excepciones. Era un viernes 17 de junio de 1955, fiesta del Sagrado Corazón... Así se cumplía una parte de la profecía de Don Orione. (...) Más tarde se cumplirían algunos de los otros aspectos narrados por Don Orione en la misma profecía.” (p. 109)
SE VA A CUMPLIR LA PROFECÍA DE DON ORIONE CON RESPECTO A “LOS QUE VISTEN EL SIGNO DE SAN MARTÍN DE TOURS SALVARÁN BUENOS AIRES”.
(...)
Días después, siempre en mi búsqueda de señales para interpretar correctamente la profecía, pensando en las características del santo de Tours reflexioné así: San Martín de Tours (...) fue militar (...) un mendigo le pide limosna (...) hace que el mendigo tome una punta de la misma [capa] y desenvainando la espada la corta por la mitad, entregando una parte al mendigo. El signo era evidente[4]: la unión de la espada con la caridad. Siendo San Martín de Tours patrono de Buenos Aires me pregunté: ¿Quién interpretó mejor el signo de la espada junto a la caridad, en estos sucesos? ¿Los que decían combatir por la recuperación cristiana de la sociedad, como Lonardi y Rojas, o los que, como Lucero (...) declinan su orgullo militar y (...) deponen su espada, salvándola de derramar sangre de ambos bandos?[5] (...)
* * *
El escritor ya fallecido, Juan Carlos Moreno[6], relata que en 1946 el P. José Dutto le habría dicho: “Yo mismo se lo oí decir con estas orejas: Pobre Cardenal, que antes de morir verá quemadas sus iglesias”.
Esto - que el cardenal Copello no moriría sin ver sus iglesias quemadas, y alguna otra variación sobre que en unos veinte años podría darse vuelta la situación “triunfal” [¿triunfalista?] del catolicismo post congreso eucarístico de 1934[7], parece bastante seguro. Principalmente ante la guerra civil española, cuyos comienzos -en 1936- encontraron al Santo todavía en el país, y que preocupó a Don Orione, porque podía tener reflejos en la Argentina[8].


punto C

-Si la pregunta insistiera en querer una respuesta del tipo “se cumplió”, o “no se cumplió”[9], creemos que seguiríamos en un enfoque demasiado parcial y ocioso. Porque reduce el mensaje profético a una simple cuestión de “datos”; cuando, en cambio, el mensaje es siempre un llamado a la conversión ante circunstancias históricas concretas. Por ejemplo, el tema de la quema de las iglesias, podría tener que ver con un cierto triunfalismo consiguiente al enorme éxito que fue el Congreso eucarístico, en 1934. Algo así como: “No se envanezcan porque el Congreso fue un inmenso triunfo, [¡que lo fue!] porque aquí puede venir una persecución como la de España, sino peor”.

El cardenal Copello, por su parte, le dijo a algunos religiosos de Don Orione, que estaban estudiando en Roma, en 1956, que esa predicción “no se había cumplido” porque ninguna de las iglesias quemadas la había construido él...


 ¿Don Orione fue o no fue un profeta de nuestro tiempo?

1.- Los que conocieron a Don Orione cuentan anécdotas en que brilla la penetración de los corazones que el Santo tenía: Certeros consejos de discernimiento vocacional[10]; agudas observaciones sobre pecados, angustias, y sufrimientos secretos.

2. Toda su vida y actividad caritativa muestran la honda participación de Don Orione en “los gozos, las esperanzas, los dolores y las angustias del hombre de hoy, especialmente de los pobres”[11]

3. En muchos de sus escritos asoma con fuerza su sensibilidad social e histórica, su capacidad profética de leer los “signos de los tiempos” y anticiparse, aunque sea en parte, a las grandes transformaciones de la historia [ver textos de Don Orione al final].

4. También hizo, a veces, alguna “predicción”. Pero como en el caso de los profetas bíblicos, no fue lo más importante ni aquello en que se sintiera más “seguro”, ni lo que le interesaba más. Y, fiel hijo de la Iglesia como era, hubiera suscrito sin vacilación alguna lo que dice el Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Iglesia:

“Los dones extraordinarios no hay que pedirlos temerariamente, ni hay que esperar de ellos con presunción los frutos de los trabajos apostólicos, sino que el juicio sobre su autenticidad y sobre su aplicación pertenece a los que presiden la Iglesia, a quienes compete sobre todo no apagar el Espíritu, sino probarlo todo y quedarse con lo bueno (cf. 1 Tes., 5,19-21).”[12]

Don Orione fue un verdadero profeta del siglo XX, no tanto por sus “predicciones” [que algunas hizo, claro, aunque no fueron ni “fotográficas” ni “infalibles”] sino por su don de leer los “signos y tendencias de los tiempos”, de la historia.




ALGUNOS TEXTOS DE PUÑO Y LETRA DE DON ORIONE



1. Año 1899

“...y me pareció escuchar una voz que decía: hombres de poca fe ¿porqué dudan? (...) Está escrito: „Yo dispondré de los pueblos, y las naciones vendrán a mis pies como humildes siervos.‟ Y se me apareció, hermoso y divino, Jesús Redentor del mundo, y al conjuro de los esplendores que brotaban de su rostro, la tierra recobraba vida. Desde las melancólicas brumas del norte vi entonces acercarse a la Reina del Volga y el Danubio: debilitada por el cisma, venía buscando un vínculo más robusto que uniese a los miembros dispersos...”[13]



2. Año 1920

“Los tiempos cambian con rapidez, y nosotros debemos marchar a la cabeza de los tiempos y los pueblos –en todo lo que no toque la doctrina, la vida cristiana y de la Iglesia- y no a la zaga ni a remolque. (...) Así salvaremos el abismo que se está abriendo entre el pueblo y Dios, entre el pueblo y la Iglesia” [14].



3. Año 1936 [desde Argentina].

“Qué saldrá de tanta ruina? ¡Como hijos de la Divina Providencia que somos, no sólo no desesperamos, sino que confiamos ilimitadamente en Dios! No somos de esos catastróficos que creen que el mundo se va a terminar mañana; la corrupción y el mal moral son grandes, es verdad, pero opino y creo firmemente que el triunfo final será de Dios; y Dios triunfará con su infinita misericordia. Como siempre ha triunfado. (...) Está por llegar una gran época, por la misericordia de Jesucristo Nuestro Señor y por la celestial intercesión maternal de al Sma. Virgen. (...)[15]



4. Pascua de 1936 [Desde Argentina]
“¡Cristo ha resucitado! (...) Levantemos la mirada de la fe, hermanos: he aquí que Cristo viene (...) avanza radiante, envuelto en el amplio manto de la misericordia, amable y poderoso. (...) “Cristo viene trayendo a la Iglesia en su corazón, y en sus manos las lágrimas y la sangre de los pobres: la causa de los afligidos, los oprimidos, las viudas, los huérfanos, los humildes, los marginados. Y detrás suyo se abren nuevos cielos: es como la aurora del triunfo de Dios. Son pueblos nuevos, nuevas conquistas; es todo un triunfo jamás visto de la caridad grande y universal, pues la victoria final es suya, de Cristo, y Cristo vence en la caridad y la misericordia. El futuro le pertenece a El, a Cristo, Rey invencible”. "Mientras haya lágrimas y esclavos en la tierra, Cristo vuelve, siempre volverá; volverá a dar plena libertad a su Iglesia. Volverá triunfalmente, en brazos del pueblo, sobre un trono de corazones. (...) La victoria final será siempre de Dios; y el triunfo de Dios -como Salvador y Padre que es- será un momento grandioso de misericordia universal.”[16]




[1] Don Penco, superior general de la “Compañía de San Pablo”, testigo en el proceso de beatificación, contó que Don Orione le había dicho: “Vaya a saber uno porqué el Señor [a veces] me muestra el futuro, y se complace en hacerme tan difícil la interpretación”. También hizo aparentes “predicciones” que no se cumplieron...
[2] Los escritos existentes en el archivo de la Congregación, en Roma, llegan a los 118 tomos de escritos del Santo; tras ocho años de trabajo, ahora los tenemos “informatizados”, es decir registrados magnéticamente en memoria de computadora, lo que permite búsquedas rápidas y exhaustivas. Pues bien: En esos 118 tomos, no hay nada sobre estas famosas “predicciones” argentinas.
[3] Seijo fue militante social-cristiano, sindicalista, miembro de la Acción Católica desde los comienzos en los años 30, y estuvo vinculado al movimiento peronista después.
[4] ¡Sic!
[5] Aramburu, Rojas, Lonardi, fueron los cabecillas de la insurrección contra Perón, el 16 de setiembre de 1955. El general Lucero, encabezaba a las tropas leales al gobierno peronista.
[6] En su “Vida de Don Orione”, publicada sin consentimiento de la Congregación, y sin aprobación eclesiástica, en 1980.
[7] Cuya enorme resonancia impactó muchísimo a Don Orione, como lo atestiguan numerosas cartas de la época.
[8] El 7 de octubre de 1936, le escribe a su lugarteniente en Italia, Don Sterpi: “Si las cosas de España hubieran empeorado, todos creían que aquí también hubiera estallado un movimiento de orientación comunista. (...) si no se reacciona con fuerza, lo que no habrá de ocurrir ahora, sucederá dentro de no mucho”. Lucero y los suyos fueron vistos por Don Orione, veinte años antes, en 1934, como los salvadores de Buenos Aires, con su noble gesto de rendirla, pese a contar con mayores fuerzas.”
[9] Véase lo que dice el documento de la Pontificia Comisión Bíblica, de 2001, sobre “cumplimiento”, citado más arriba.
[10] El difunto sicólogo y amigo, el Dr. Pedro G. D‟Alfonso, me contaba que Don Orione lo disuadió de entrar al seminario. “Su camino es el matrimonio”, le dijo. Algo parecido cuentan muchas otras personas.
[11] Concilio Vaticano II, GS, 1
[12] Concilio Vaticano II, LG 12
[13] Luis Orione tenía 27 años,cuando extendió este borrador del 8 de octubre de 1899. Scr. 85, 255.
[14] Carta al P. Pensa, sobre educación.
[15] Scr. 70, 3b.
[16] Scr. 117, 102.

Comentarios

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  2. Gracias por entregar ésta investigación, es muy esclarecedora. El esfuerzo en lograrlo valió la pena. Nuevamente Gracias!

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  3. Mi madre (1930-2006) siempre recitaba las profecías de Don Orione. No las recuerdo a todas. Algunas, eran mas pero no las recuerdo:
    Correran rios de sangre de cordoba a buenos aires
    la bandera comunista flameara por un dia en el congreso
    vendra el hombre del norte a restablecer la paz en el pais
    Saludos

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